El encuentro entre el Charleroi y Oostende, en Bélgica, fue interrumpido por una lluvia de ositos de peluches; se trataba de una acción solidaria de los hinchas.
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La verdad es que Charleroi es la cuarta ciudad con más habitantes de Bélgica y se destaca por ser un lugar tranquilo, de gente amable, cuestión que se pudo comprobar en este juego, un partido en el que el Sporting Charleroi estaba por disputar con el Oostende, por el campeonato de Primera División belga.
Y es que minutos antes de que el árbitro ordenara el inicio del juego y con los futbolistas ya listos para comenzar, la gente obligó a postergar todo al desatar una lluvia de ositos de peluches.
¿El motivo? Pues, todo se trató de una buena causa, sí, una campaña para repartir dichos juguetes en hospitales, orfanatos y niños de bajos recursos de la ciudad durante la próxima Navidad. Una movida para destacar y que resultó con un rotundo éxito, pues, de acuerdo a lo que aseguraron en el club, se recaudaron más de 300 muñecos.
Ante la «tormenta» de ositos, el encuentro debió ser demorado hasta tanto se los sacara de la cancha. Muchos de ellos, de hecho, quedaron enredados en la red de uno de los arcos. Y fueron los más difíciles de retirar.
La fiesta no pudo ser completa para la gente del Sporting Charleroi, ya que en los 90 minutos su equipo no pudo superar al Oostende. Fue un 1-1 que le impidió acercarse al Brujas, el líder del campeonato, tras disputarse las primeras 17 fechas. Aunque eso es lo de menos.
H/T – Clarín