Mezclar bebidas alcohólicas con bebidas energéticas está «de moda» y más de uno en los locales nocturnos ha tomado uno de estos peculiares cócteles, pero… ¿Esta mezcla es mala para la salud? ¿Cuáles son sus riesgos y sus consecuencias?
Un estudio de la Universidad del Norte de Kentucky (EE UU), publicado en la revista Alcoholism: Clinical & experimental Research, nos responde la duda infundada por los rumores que invaden las redes sociales: ¿Es peligroso mezclar bebidas energéticas con alcohol?
Y la respuesta es ¡Sí! El estudio demostró por primera vez que la combinación es «peligrosa», pues aumenta los riesgos asociados al consumo de alcohol. Cecile A. Marczinski y sus colegas han comprobado que al añadir bebidas energéticas al alcohol aumenta la «sensación de extitación y la impulsividad».
Si bien ya existían datos previos que apuntaban a que el nuevo «cóctel» estaba asociado a un aumento de los accidentes y lesiones, este es el primer experimento científico que analiza comparativamente los efectos del alcohol y la mezcla del alcohol y bebida energética sobre el comportamiento humano.
Otra de las advertencias más preocupantes es que dado que el alcohol relaja el corazón y las bebidas energizantes lo estimulan, se puede producir un colapso.
Riesgos de mezclar alcohol con bebidas energéticas
Las bebidas energéticas estimulan nuestro organismo excitándolo y manteniéndolo activo, actuando sobre el corazón estimulándolo, pues en su composición existen grandes cantidades de cafeína (en algunas equivale a 14 tazas de café).
Por su parte, las bebidas alcohólicas ayudan a mantener cierto estado de euforia, pero cuando hemos consumido demasiado, nuestro organismo produce un efecto depresivo como síntoma de alerta para avisarnos que no debemos seguir tomando más. Sin embargo, tanto la cafeína como el resto de los estimulantes encubren este efecto, lo habitual es consumir más cantidad de alcohol, y a su vez más bebidas energizantes.
Por lo tanto, al ingerir mayores cantidades de alcohol, aumenta el riesgo de padecer problemas derivados de este consumo excesivo, como: enfermedades hepáticas, cirrosis e hígado graso, entre otros. La aceleración del ritmo cardíaco puede derivar en trastornos cardiovasculares y arritmias.