Tayvin, es la palabra del momento porque encierra a la pareja más poderosa (y mejor pagada) del panorama internacional. Taylor Swift (25 años, cantante pop) y Calvin Harris (31 años, productor y DJ), novios desde la pasada primavera, se han convertido en ejemplo de pareja ideal.
Tanta es su fama e importancia que las revistas Forbes y Time les han elevado por encima del hasta ahora matrimonio de oro, Jay Z (rapero y productor) y Beyoncé (cantante). Ni que decir tiene que ante los encantos de Tayvin se deshacen como un cubo de hielo en el desierto otros intentos de ser pareja triunfadora, como Kanye West y Kim Kardashian (ambos son Kimye), que tienen su público pero no cuentan con la aprobación general como los dos rubios y angelicales Tayvin.
Según Forbes, esta parejita facturaró el año pasado entre ambos 130 millones de euros, mientras que Beyoncé y Jay Z, 100 millones.
¿Cómo lo consiguen? Ella, fundamentalmente, porque vende discos: nada menos que 1,3 millones de su último trabajo, 1989, en una semana. Solo por comparar, el último estreno de Madonna despachó 120.000 ejemplares en una semana. Por su parte, él es el DJ de moda, el más solicitado y buscado: tiene unos cien conciertos al año y gana el doble que David Guetta o Avicii. Pero su áurea casi mágica no es solo por el dinero. Ambos son guapos, delgados y estilosos.
Sobre Tayvin solo planea una sombra: la mala suerte de la mitad femenina en el amor. Por el corazón de la delicada rubia han pasado una larga lista de nombres. Muchos solo como compañeros de película, vídeo clip o actuación que los medios rosas elevaron a la categoría de novios; otros, como relaciones más estables y públicas. Se le ha relacionado con los cantantes Joe Jonas, John Mayer o Harry Styles, con los actores Taylor Lautrec o Jake Gyllenhaal y con el jet setter Conor Kennedy. Calvin Harris por su parte ha tenido una vida amorosa menos aireada: sus dos relaciones más importantes han sido la cantante Rita Ora y la modelo Aarika Wolf, que según ha trascendido simultaneó con la etérea Swift.
¿Estamos ante los nuevos Sonny & Cher, los Ike & Tina del siglo XXI? El tiempo, y Forbes, lo dirán.
H/T La Voz de Galicia