Ser terca siempre ha sido una etiqueta mal vista, y no precisamente porque cause daño, pero sí porque es un estado bastante agotador, pero ya no todo es tan negativo como parece.
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El egocentrismo, mal temperamento y la competitividad se asocian con estas personas que parecieran no querer dar su brazo a torcer en la vida. Ahora, ¿te has preguntado si eso no es una ventaja en ciertas ocasiones?
1. Tomar decisiones
Para las mujeres y hombres más pasivos, este no es un proceso fácil. Para ti ¡es todo lo contrario! Pues no solo eres más rápida al decidir, sino que te cuesta poco porque sabes lo que te gusta y lo que no. Solo cuida no ser muy enfática con quienes te rodean, porque podrías intimidarlos.
2. No hay imposibles
La perseverancia es otra de las cualidades que te distinguen. Al ser terca no desestimarás ningún objetivo que te hayas propuesto, por muy difícil, lejano o ideal que se vea. Créenos, el no rendirse es muy favorable, y te separa de la mayoría.
3. Punto de vista
Aunque se suele decir que los tercos tienen mentes estrechas, o que no están dispuestos a ceder en nada; lo cierto es que sí escuchan diferentes opiniones y analizan las diferentes perspectivas. Solo que, al final, termina guiándose por sus propias reglas. Decir que son poco influenciables es quedarnos cortas…
4. Méritos
Todas queremos hacer realidad nuestros planes y anhelos; pero al ser terca confiarás ante todo en ti misma. Tu intuición te facilitará las cosas, y aunque creas que caes en el grupo de los egoístas, estás construyendo un camino menos convencional.
5. Rebeldía
Lo bueno de ser terca es que, en tu fuero interno, eres algo rebelde pues andas a tu propio ritmo. Por supuesto, te exiges más cada día, eres perfeccionista y hasta puedes llegar a ser algo controladora; pero si esto no representa una carga para ti, tampoco debería serlo para otros individuos.
H/T – Emedemujer