Todavía existen algunos misterios del pasado cuya respuesta no ha podido ser aclarada, y dentro de esos te mencionamos tres de los más llamativos.
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Diversas ramas de la ciencia, como la antropología o la arqueología, le han permitido al ser humano revelar misterios que permanecieron como una interrogante durante cientos o hasta miles de años.
Sin embargo, todavía existen algunos secretos del pasado cuya respuesta no ha podido ser aclarada, y aquí te presentamos tres de ellos:
La tumba de Cleopatra
A lo largo de la historia, muchas son las personas que se han dedicado a descubrir en dónde descansan los restos de Cleopatra, algo que hasta el momento nadie ha logrado.
Una de las teorías más recientes sobre este misterio es la del famoso egiptólogo Zahi Hawass, quien señaló que estaría ubicada cerca de Taposiris Magna, a unas 18 millas de Alejandría.
«Espero encontrar la tumba de Cleopatra y Marco Antonio pronto», declaró Hawass a Egypt Today en enero de 2019, sin que hasta el momento haya tenido éxito.
La momia de Lady Dai
Hace más de cuatro décadas, específicamente en 1972, un grupo de arqueólogos desenterró el cuerpo de Xin Zhui, también conocido como Lady Dai o Marquesa de Dai.
El cuerpo fue hallado por unos trabajadores que estaban construyendo un refugio antiaéreo en la ciudad de Changsha, provincia de Hunan, China.
Lo curioso de este hallazgo es que la piel de Xin Zhui todavía estaba húmeda y flexible al igual que sus extremidades. Su cabello estaba firmemente adherido a su cuero cabelludo y aún tenía restos de sangre presente en sus venas, pese a que murió en el 163 a. de C.
Según revela Quo, pese a que el cuerpo fue cuidadosamente envuelto, también fue bañado en un fluido ligeramente ácido y con magnesio en su contenido, que aún no se sabe qué es, y se especula desempeñó un importante papel en la conservación.
El libro que nadie ha podido leer
Un extraño escrito con un total de 272 páginas, contiene texto en una lengua hasta ahora desconocida.
El libro, que contiene dibujos de plantas y figuras humanas, fue comprado en 1912 por el bibliófilo lituano Wilfrid Voynich.
La datación de carbono realizada sobre el ejemplar, bautizado Manuscrito de Voynich, señala que pertenece a principios del siglo XV.
Desde hace más de un siglo, expertos en lenguas antiguas, criptógrafos y hasta inteligencia artificial han analizado el texto intentando descifrar sus secretos. Pero hasta la fecha, nadie lo ha conseguido.
H/T – Elnuevodia