La mujer quería comprar algo para desayunar y su plan se truncó cuando solicitó la hamburguesa al guardia que atendía en la cabina de ingreso de una cárcel, a donde la mujer se acercó en su auto. Pero el caso no habría sido tan grave si se hubiera tratado de un simple error de orientación.
Todo sucedió el pasado 16 de marzo en Suffolk, en el estado de Nueva York. Según informa Newsday, Lizabeth Ildefonso, de 44 años, se encontraba drogada cuando llegó a la comisaría creyendo que era un local de comida rápida.
A la ‘clienta’ le tuvieron que explicar que en realidad se encontraba en una cárcel, y debido a eso, no podían venderle la hamburguesa. Sin embargo, la mujer insistía en su deseo de comprar el sándwich.
Una colaboradora del sheriff, identificada como Yvonne DeCaro, se dio cuenta de que la mujer en cuestión tenía las pupilas dilatadas y restos de un polvo blanco debajo de la nariz. Por consiguiente, a Lizabeth le hicieron un test para determinar si había presencia de estupefacientes en su sangre.
Pero eso no es todo, la conductora tampoco llevaba el carnet de conducir vigente. Toda esta situación motivó que la mujer resultara arrestada.
Curiosamente, días antes de este hecho, la funcionaria Yvonne DeCaro había terminado un curso para reconocer a conductores en estado de intoxicación por alcohol o drogas, informó la Policía.
H/T – Actualidad RT