Una carta escrita por una mujer está causando sensación en las redes sociales, pues la misma está dirigida al hombre que le pidió que fuera su amante.
Aquí te la dejamos, un poco larga pero que vale la pena leerla y así como nosotros, tú también te quedarás sin palabras:
«¿Tu amante? Como si el quererme no mereciera más esfuerzo que el de un encuentro casual, después de una noche de borrachera.
En este momento soy una hoja de árbol bailando al compás de un remolino. Un remolino que tiene nombre, voz y unas manos que saben manejar a su antojo a cualquier persona.
Con dolor debo aceptar que lo nuestro nunca fue «amor», es más, la palabra amor ni siquiera figuró en nuestro vocabulario, mientras que la palabra «quizá», «ilusión» y «esperanza» eran las más usadas.
Después de un tiempo de ir y venir en encuentros fugaces y la buena intención de llenar nuestros corazones, pude comprender que tu miedo más grande no era el de dejarte llevar, sino el de dejarte atar.
Por más que lo intenté, nunca me dejaste entrar en tu corazón. Incluso por un tiempo pensé que era yo la del problema; pero me era imposible comprender que estar juntos era sólo una forma de satisfacer tus necesidades, no las nuestras.
Nunca hubo «nosotros». Contigo todo se trataba de TI. De lo que te gustaba y necesitabas, en el lugar y tiempo que mejor te pareciera y luego, simplemente, desaparecías, dejándome con la pregunta de qué rayos ocurría.
Tuve que aprender a no necesitarte más, a no desearte más, porque un día, sin previo aviso me dejaste caer una bomba que casi me destruyó.
No podías ser mio, porque ya eras de alguien más.
Así sin más, me dejaste saber que la razón por la que no podías amarme era porque amabas a otra persona, pero que yo era la candidata PERFECTA, para ser la segunda preferida, alguien con quien pasar los mejores momentos y cumplir tus deseos más desaforados, que podía ser tu AMANTE.
¿Tu amante? Como si el quererme no mereciera más esfuerzo que el de un acostón casual, después de una noche de borrachera.
Quizá debí gritarte y dejarte muy en claro que lo que me pedías era la ofensa más grande, que no podía creer que después de tanto tiempo alimentando mis ilusiones, esa fuera la mejor de tus OFERTAS.
Sé que debí decirte muchas cosas, pero no lo hice. En cambio, simplemente, dije «no gracias» y me retiré con mi dignidad entera, porque comprendí en ese preciso instante, que no eras valedor de mis lágrimas, mucho menos de mi amor.
Hoy le digo al hombre que me pidió ser su amante, que el amor que tengo por mi misma es mucho más GRANDE y fuerte que el que llegué a sentir por él. Que toda mi vida he luchado por sentirme realizada, plena y amada, y que no hay forma de que su miserable oferta de medio amor sea suficiente para mí.
Gracias, pero debo decir NO.
H/T – Soy Carmín